miércoles, 13 de octubre de 2010

Octubre

Para mí el mes bipolar, transversal, difícil de aceptar. Prefiero mil veces mi octubre de siempre, el de europa. Aquel Octubre que ama las hojas secas de las acacias al caer, los temporales y las nieblas a media mañana y tal vez los caracoles saliendo de sus húmedos jardines.

En este mes tan extravagante he aprendido que lo efímero vive en un ambiente lleno de todo lo que sueño de noche. Se me hace cada vez más complicado retomar la palabra de escribirlo todo, cerrar los ojos y visualizar en lo más profundo de mi memoria, palabras que sobrevuelan el razo cielo de esta, intentando ser independientes unas a otras y a la vez darse la mano y formar palabras y frases que no necesariamente pueden tener un sentido común, porque en mi vida el sentido común es lo más relativo que existe. Es algo con lo que disfruto...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Descenso astral II

Entonces, intentando comprender: ¿es que hay que estar como el cubo de la rueda en mitad de la encrucijada? ¿Sirve de algo saber o creer saber que cada camino es falso si no lo caminamos con un propósito que ya no sea el camino mismo? No somos Buda, aquí no hay árboles donde sentarse en la postura del loto. Viene un cana y te hace la boleta.

Es decir un mundo satisfactorio para gentes razonables. ¿Y quedará en él alguien, uno solo, que no sea razonable? Aparte de mí, claro.

En algún rincón, un vestigio del reino olvidado. En alguna muerte violenta, el castigo por haberse acordado del reino. En alguna risa, en alguna lágrima, la sobrevivencia del reino. En el fondo no parece que el hombre acabe por matar al hombre.

Se le va a escapar, le va a agarrar el timón de la máquina electrónica, del cohete sideral, le va a hacer una zancadilla y después que le echen un galgo. Se puede matar todo menos la nostalgia del reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor, en todo lo que profundamente atormenta y desata y engaña.

Wishful thinking, quizá, pero ésa es otra definición posible del bípedo implume.

sábado, 16 de mayo de 2009

La nostalgia

¿Cuál es el fondo de mi vida, de mi corto reino, de mis días y de mis noches? Está todo orientado hacia la nostalgia, señanaldo como si se tratara del cartel de madera vieja que señala una dirección en un camino donde no hay nada más. De vez en cuando, desearía cerrar la puerta para protegerme de esas patadas tridimensionales tradicionales. Me hacen falta ciertas cosas importantes en mi vida que ya no volverán más, esos momentos únicos que solo pasan una vez.. es incalculable todo lo que he vivido a lo largo de este periodo. Me pasaría algunos días recortando siluetas que me gustaría obviar en mi pasado. Vivo en un mundo paralalelo al mundo de todos los días. Ese mundo existe en este, pero como el agua existe en el oxigeno y el hidrogeno, no es lo mismo, así que preferiría perderme infinitamente en mi mundo, desvariar eternamente y vivir del amor. Por lo demás hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder mas de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo.

sábado, 2 de mayo de 2009

El mundo al revés.

Llovía y mi sueño no podía subirse al tren e irse. Corrían las horas y las cotas de lluvia se aplastaban contra la ventana. Manzana. Quise comerme una gran manzana y ver las gotas caer en mi cara.
Fue cuando me levanté de la cama y salí corriendo hacia la nada, donde conocí a un arquitecto que tenía el proyecto de bajar una estrella del cielo.
Ví a un gato negro que se reía motivado por el viento y encontré a un caracol, que vivía en una planta de algodón. Era vecino de un gusano que iba todos los veranos a Urano.
Pasando el puerto, encontré un huerto donde recogí un nido, que había un pollito que decía "pío".
Conocí a un león que no tenía corazón y a un lagarto que se creía gato.
Lo criaba una oveja, que era adicta a las fresas y cuidaba un jardín lleno de sandías frescas, cuyas pepitas eran mariquitas.
Conocí a un jardinero, que plantaba rosales negros y a un capitán que comandaba barcos en alta mar. Comí ciruelos con un príncipe que se pasaba el día durmiendo boca abajo en un enorme globo de gas.
Ví una ardilla que sentada en su silla, componía canciones de amor, una distinta para cada estación; invierno, otoño, verano, primavera, ella nunca apagaba la vela.
El perro maullaba, el gato ladraba, el burro cantaba, el pájaro aullaba, un mundo distinto, todo el mundo pegaba brincos.
Pisé un escorpión que se dedicaba a la natación y me crucé con un pez, que tenía dos pies.
Encontré un diente de león, soplé y todo se acabó.
Era un mundo ideal, en un espacio irreal, un mundo al revés de la cabeza a los piés. Quedé en mi cama sentada, intentando volver a ser carnada de la gran imaginación que guarda mi corazón.
Triste y desolada, queriendo ser de ese mundo, esperaba en el tren nuevamente, el que recoge a la gente y les envuelve la mente, de fantasía, sueños, ilusiones y un amor latente.

jueves, 30 de abril de 2009

La Metamorfosis

Puedo basarme en una própia metamorfosis para determinar mi grado de integridad. Teniendo mi misma identidad podría pasar de ser un gusano de seda a una hermosa mariposa pero disfrutando de su belleza física pocas horas, la misma historia de la cenicienta quien disfrutó del maravilloso hechizo durante unas horas, se terminó por acabar antes de lo que ella creía. La mariposa después de su metamorfosis muere, haber esperado tanto tiempo para el gran momento de poder despegar del suelo para convertirse en una mariposa con alas de colores, hermoso ser vivo. Yo, ¿a mí que me esperará? una metamorfosis espiritual que ayude a reflejarse en mi físico, guiada por los elementos naturales... no sirve de nada. Polvo fuimos y en polvo nos convertiremos.

Fusión

Toco tu boca, con un solo dedo, la dibujo en el aire de nuevo. Como si dejara un leve camino de suave luz en tus labios que se entreabren despacio, esperando que mis labios se unan una vez más, infinitamente a los tuyos, que cada línea de mis labios encaje a la perfección con cada línea de los tuyos, como si de un rompecabezas se tratara.

Dibujo con mi mano tu cara, cada expresión, cada borde y curva de tu cara. Intento memorizar cada parte de ella, que quede para siempre grabada en la caja fuerte de mi memoria.
Miro tus profundos y expresivos ojos verdes, con mis pupilas clavadas en tus pupilas, observando con detenimiento cada tonalidad de color distinta que tienes en el iris, esa membrana de intensos colores que cambian con la luz, entro a tí através de los ojos y sientes como si una ráfaga de millones de peces moviéndose penetran tu piel hacia llegar a tu estómago. Tu piel, tan tibia, suave y rosada, donde con un solo dedo puedo encender en tí sensaciones cósmicas. Vuelves a sentir ese cosquilleo, y los poros de tu piel se levantan, dejando áspero lo que era suave.
Me miras una vez más, me vuelves a mirar y repites el procedimiento infinitas veces. Es cuando empezamos a jugar a la musa y al titán, tu inspiración, tu todo.
Me basta con cerrar los ojos para llegar hacia el fondo de tu alma y tocar hasta el recoveco más incógnito de tí y jugar con cada suspiro que regalas al aire.
Entonces mis manos buscan desesperadamente hundirse en tu pelo, mis labios buscan tus labios y mi cuerpo se fusiona con el tuyo... y es ahi cuando me sientes temblar como suave y disimulada la vibración de la tierra al girar sobre su eje.

martes, 28 de abril de 2009

El silencio

El silencio de esta noche es distinto al de noches anteriores... será que me tomé el tiempo por encontrar por qué nunca hubo un silencio total. Respiro, dejo mis dedos quietos sobre la mesa, miro y ahí estaba, colgado de la pared ese maldito reloj de tic-tac, que no todos lo percatan, pero a mi me perfora el cerebro por las noches sin dejarme dormir, sus agujas marcan las seis y quince de la madrugada y yo con los ojos enormes y con un principio de nerviosismo crónico.
Dejarlo sin vida disimuladamente sería la solución perfecta. Quitarle una pila, aquella pequeña-cilindrica pila que puede contener tanta energía como para mover un aparato. Aún tirada en la cama lo miro, pensando y calculando mi plan de ataque contra el reloj, ese absurdo reloj que no marca nisiquiera la hora exacta, de todas maneras no me importa la hora. Mis ojos siguen clavados en sus agujas, mientras mi cerebro se quema pensando la solucion perfecta... "le voy a quitar las pilas" pero repentinamente me enterneció. Un reloj que enternece a una persona, un caso terrible. Ver la cara del típico gatito naranja feliz que mueve sus brillantes y grandes ojos marcando los segundos, al mismo tiempo que su cola, haciendo el clásico sonido del tic-tac... se veía realmente divino.
En ese momento entendí. Supe diferenciar mi sonido favorito en medio de la noche. Y es que no todas las noches suenan igual...