martes, 28 de abril de 2009

El silencio

El silencio de esta noche es distinto al de noches anteriores... será que me tomé el tiempo por encontrar por qué nunca hubo un silencio total. Respiro, dejo mis dedos quietos sobre la mesa, miro y ahí estaba, colgado de la pared ese maldito reloj de tic-tac, que no todos lo percatan, pero a mi me perfora el cerebro por las noches sin dejarme dormir, sus agujas marcan las seis y quince de la madrugada y yo con los ojos enormes y con un principio de nerviosismo crónico.
Dejarlo sin vida disimuladamente sería la solución perfecta. Quitarle una pila, aquella pequeña-cilindrica pila que puede contener tanta energía como para mover un aparato. Aún tirada en la cama lo miro, pensando y calculando mi plan de ataque contra el reloj, ese absurdo reloj que no marca nisiquiera la hora exacta, de todas maneras no me importa la hora. Mis ojos siguen clavados en sus agujas, mientras mi cerebro se quema pensando la solucion perfecta... "le voy a quitar las pilas" pero repentinamente me enterneció. Un reloj que enternece a una persona, un caso terrible. Ver la cara del típico gatito naranja feliz que mueve sus brillantes y grandes ojos marcando los segundos, al mismo tiempo que su cola, haciendo el clásico sonido del tic-tac... se veía realmente divino.
En ese momento entendí. Supe diferenciar mi sonido favorito en medio de la noche. Y es que no todas las noches suenan igual...

No hay comentarios:

Publicar un comentario